El suplemento Pata de gallo del número de noviembre de la revista digital Literaturas.com publica una reseña de Javier Moreno sobre Sonetos del útero último libro de Óscar Curieses publicado en la colección Bartleby Poesía:
"Sonetos del útero constituye un singular libro de poesía, una lectura que nos (sobre)coge a contrapié de lo que mayoritariamente se publica en nuestra lengua. Y lo que decimos puede aplicarse tanto en lo relativo al fondo como en lo concerniente a la forma. Comenzando por esto último, Óscar Curieses revela su fidelidad a la vanguardia literaria y pictórica (hablamos, naturalmente, de principios del XX) al usar el soneto como forma única -y al mismo tiempo diversa- para sostener los poemas que componen este libro. Y decimos diversa porque el autor no se contenta con un despliegue malabar más o menos meritorio de sonetos (intento que a estas alturas sólo se justificaría como ejercicio irónico) sino que el soneto es examinado aquí como forma descompuesta según la técnica cubista. Así, cada poema anuncia una perspectiva del "objeto" soneto, resultando Sonetos del útero en su totalidad un fresco literario de la arraigada forma renacentista. Si hablamos ahora del contenido, no hay más remedio que calificar la escritura de Óscar Curieses como de simbólica. Los poemas están transidos de símbolos caros a la tradición literaria y religiosa universal. No sólo el Padre, Dios, la Madre, sino que -de manera menos evidente- son multitud las palabras del acervo común empleadas por el autor y que sólo tangencialmente adquieren el sentido referencial que se les presupone. Baste un único ejemplo de lo que supone un continuo extrañamiento:
las blancas astas me desnudan agua
y cielo trágico de luna blanda.
En este sentido la escritura de Sonetos del útero, más que hermética, es senso estricto simbólica, símbolos en los que el autor parece apoyarse para desentrañar un complejo mundo de emociones. Si, como decía el maestro Levi-Strauss, el mundo posee un exceso de significantes carentes de significado, asunto que justificaba entre otras cosas la práctica chamánica o psicoanalítica, Óscar Curieses se aplica a poner en correlación esos significantes que le obsesionan con una mitología personal (que no excluye elementos tomados de la mitología clásica, así ocurre en poemas como "La piedra que envuelve Rea", "Saturno o la muerte del tiempo" o el memorable "Hades/Deméter o la trampa") de la que resulta una exploración no tanto del mundo exterior sino de la penumbra y el fiemo en el que tiene su morada la psique. Y es que la escritura de Óscar Curieses da la impresión física de solidez, creando un espacio denso y compacto ajeno al decurso del tiempo. Las palabras se aglutinan siguiendo el dictado de la escritura, violentando a veces la sintaxis. Curioso asimismo es el distanciamiento de la norma ortográfica (así ocurre, por ejemplo, en "Biolento", "Cavayo", "segúndos", etc) y que de alguna manera tiene que ver con lo que decíamos anteriormente, pues de lo que se trata -en su instinto de compactar el lenguaje- es de juntar dos palabras en una, creando una especie de incertidumbre semántica, multiplicando los sentidos del poema. Si vemos en el Padre la figura rígida asimilada al lenguaje unívoco y literal, entonces el hijo que habla continuamente en el poema supone un mentís absoluto a dicho patrón:
El sol ahorma un padre en mí y tú no serás más el padre.
Seré yo el fruto
arrancado de tu árbol con mis propias manos: sangre de tu
sangre.
El hijo sería asimilable entonces a esa figura demiúrgica gnóstica que erraba al transcribir la escritura divina, infracción que estaría en el origen de nuestro mundo y que supone algo así como un trasunto cosmogónico del mito de Edipo y cuya huella podemos rastrear en Sonetos del útero.. Con la diferencia de que el mundo que surge en los poemas de Óscar Curieses no contiene error alguno sino que obra añadiendo belleza a aquello que por ignorancia, incapacidad o mera costumbre etiquetamos con el nombre de "realidad".
© Javier Moreno