miércoles, 9 de enero de 2008

Billy Collins en MERCURIO


El número 97 (enero de 2008) de la revista Mercurio incluye una reseña crítica firmada por la poeta cordobesa Isabel Pérez Montalbán sobre Lo malo de la poesía y otros poemas, del poeta neoyorquino Billy Collins. El libro fue publicado la pasada primavera en la colección Bartleby Poesía con traducción de Juanjo Almagro Iglesias y supuso la primera edición traducida en España de la poesía de Collins. Reproducimos la crítica:


Una poesÍa narrativa, que tutea al lector, sobre los instantes de la vida cotidiana


Decir que Billy Collins es un poeta norteamericano que vende mucho en su país es activar la desconfianza de quienes consideran que la poesía es (o debería ser) elitista, al alcance sólo de mentes privilegiadas, capaces de elevarse sobre la mediocridad y apresar la más alta expresión de un idioma. Collins goza del favor del público, es profesor en la Universidad de Nueva York y ha sido laureado, todo lo cual lo sitúa lejos del prestigioso malditismo y la marginación poética. Pero no merece más condena que la lectura. Bartleby Editores tiene el acierto y el riesgo de acercarlo a nosotros.Es la suya una poesía que tutea al lector; poesía de la mirada que atrapa la instantaneidad y realiza un viaje estático por las regiones más cercanas de lo cotidiano, lo aparentemente explícito, la transparencia doméstica con su opacidad oculta; dicho de otro modo: ilumina lo no nombrado, da categoría lírica a la elipsis, sugiere el reverso de la enunciación. Él cita a Emily Dickinson: no hace falta viajar para escribir; de ahí que su escritura suponga otra modalidad del viaje donde nada le es ajeno, pues escribe el hombre, testigo impelido por la ética a dejar testimonio, desde la ironía y el escepticismo, sin verdades sentenciosas. ¿Por qué cantar a lo exótico si la música está aquí mismo?, parece preguntarse Collins, que consigue ser claro pero no vulgar ni anecdótico, narrativo pero no superficial, popular pero no falto de erudición. Y contemporáneo, crítico, conocedor de una tradición a la que añade la huida consciente de los rasgos más reconocibles: grandilocuencia, pro­fusión de imágenes, trascendencia de la naturaleza y eternidad del lenguaje. Poeta de la modernidad despojada del aura, que busca la trascendencia menor de cuanto nos rodea y que nos afecta más que el misticismo perdido.


Isabel Pérez Montalbán

Revista Mercurio (enero 2008)